Porque la verdadera escucha cambia,
es una transmutación,
en ese tiempo el sonido te invade
y te hace ver lo que está oculto.
– Mónica Ojeda,
Chamanes eléctricos en la fiesta del Sol.
Es sábado por la tarde en el parque La Bombilla en Ciudad de México, Los Askis tocan ¡Ay Mi Corazón! en el Festival de las Flores y llueve. La plaza está rebozada en líquido y gente. Desde una mega pantalla led puedo ver a Pepe Cortez sonar su flauta y, cual encantador de serpientes, inhala, exhala y emerge del interior de su cuerpx el sonido; un sonido hipnotizante que encanta a masas de cuerpxs, hace que todxs se muevan y se retuerzan. Convulsionamos progresivamente al ritmo de la Cumbia de San Juan; nos inunda la lluvia y el sonido por igual, la cumbia sonidera trae consigo a la humedad, haciendo de ese momento una fiesta llamada eternidad.
Nací en Monterrey, Nuevo León, ciudad creada alrededor del río Santa Catarina, cuerpx de agua que ha resistido la carga del extractivismo y la industrialización. Al escuchar la cumbia sonidera, puedo sentir la fuerza de ese río resistiendo a la ciudad misma, como lo hago yo, desde la distancia.
El río Santa Catarina ha sido puente entre culturas. A su lado, en el cerro la Campana y en la colonia Independencia, nació la cumbia colombiana, llevada por comunidades latinoamericanas que migran en busca del sueño americano. Como los sonideros, los ríos desafían fronteras y políticas de exterminio, desde una narrativa de diáspora; llevan la memoria del movimiento natural de los cuerpxs en tiempo y espacio. Resonamos porque sin sonido ni agua, solo queda la muerte.
Los discos de música colombiana con ese lamento, con esa forma de expresar esas lejanías, esas ganas de sentir la tierra, de acordarse del origen… Pasaba a ser la elección de los despojados, de los recién llegados, de los que no eran de aquí, pero se hicieron de aquí.
En 2022, Monterrey y el noreste de México se enfrentaron a la peor crisis hídrica en 30 años. El agua, fuerza invisible que da vida, se volvió un bien controlado por el estado y las industrias. El río Santa Catarina se opone al extractivismo feroz, resistiendo junto a sus comunidades, como el barrio de la Indepe, cuna de la cumbia regia. En junio de 2024, las lluvias y huracanes reavivaron su caudal, deteniendo las actividades industriales por unos días. Irónicamente, el mismo flujo que se explota es el que frena al sistema. Estos cambios emocionales tan drásticos en el flujo del río corresponden también al cambio climático: las masas de agua resisten.
Me gusta pensar que el río es un sonidero. Desde mucho antes de la llegada de la ciudad, su poder ha dado voz a las contra-narrativas sociales. En un mundo donde los espacios de ocio colectivo se reducen cada vez más, lxs cuerpxs de agua y los sonideros nos invitan a imaginar sin necesidad de dispositivos electrónicos. Nos conectan con el presente.
Frente a la violencia neofascista del Estado de Nuevo León en su actual gobierno, la lucha por el territorio y la oleada global de movimientos anti derechos, la alegría común es una estrategia de resistencia. Este sentimiento es también una forma de libre improvisación, de liberarnos del ordenamiento sistemático que se nos trata de imponer ideológicamente.
Unx cuerpx que vive en movimiento vive en el presente, por lo cual deja de estar sometidx a la depresión del pasado y a la ansiedad que trae consigo el futuro; es por eso que en el fluir de los ríos, encontramos razones para vivir y luchar.
Si la cumbia es la voz,
los ríos, las venas de América Latina.
El poder de la cumbia y los sonideros residen en su capacidad de transformar traumas colectivos a través de ritmos alegres. Relatan las violencias sistemáticas que vivimos y nos permite procesarlas, cambiando las narrativas desde lx cuerpx mismx. Invocamos presencias, bailamos a entraña suelta, y cantamos códigos informáticos de poder.
Bailar es hacer brotar las fuentes
de conocimiento
que se nos arrebató.
En cada cumbia nos inunda
un sudor colectivo: Llover el gozo.
El sonido en el espacio conecta ecosistemas diversos. Como el agua, el sonido es memoria, una polifonía de voces que se expanden y disuelven fronteras. Un sistema de sonido es una interfaz que abre espacios para nuevas interacciones sociales, como las que suceden en las riberas del río Magdalena en Colombia, donde la cumbia conecta simbólicamente a las comunidades con el río. El ritmo de la música y el fluir del agua se entrelazan, creando un espacio en el que naturaleza y cultura convergen.
Quien se entrega a la escucha se disuelve en el todo de la naturaleza. El agua y el sonido fluye sin resistencia, creando conexiones con el espacio y el tiempo, con la diáspora y el
origen. Cuerpxs como territorios, medios de resonancia, enlazadores de mundos, portan la memoria viva que fluye como el agua.
En Náhuatl, Nepantla significa estar en medio, en las orillas donde los límites se desdibujan. Desde el proceso ecotonal generamos memorias colectivas, disolvemos el status quo y damos paso a nuevas versiones de comunidad y entorno. La contaminación es cultura.
El sonido, como el agua, fluye constante. Dialogar con las presencias que habitan los espacios y tiempos es parte de mi práctica artística. Nos entregamos al flujo, al ritmo vibrante de energía que da vida.
Ante la constante búsqueda de borramiento social, los sonideros y la cumbia cultivan memorias inmateriales, preservando contra narrativas sociales. En un mundo donde la alegría y la confianza colectiva están en peligro, el gozo y el baile son formas de resistencia. porque nos sentimos menos violentadxs, menos oprimidxs.
A través del intercambio cultural, la conexión con la naturaleza y la creación de comunidades fuera de la lógica del consumo, podemos habitar una realidad más allá del capitalismo, donde nuestros cuerpxs nos pertenecen, y dejamos de ser máquinas que solo viven para chambear.
References
Ojeda, M. (n.d.) Chamanes eléctricos en la fiesta del Sol.
Wiener, G. (2024) Una fiesta llamada eternidad. Oaxaca: Almadía.
Han, B. C. (2023) El tiempo de fiesta es un tiempo detenido. Madrid: Taurus.
Olvera Gudiño, J.J. (2022) Música colombiana de Monterrey: Historia de una lista con aspiraciones a playlist. Academicxsmty43 Blog. Available at: https://academicxsmty43.blog (Accessed: 20 October 2024).
BBC Mundo (2021) Estos discos llegaron por dos razones a Monterrey…. Available at: https://www.bbc.com/mundo/noticias-58415977 (Accessed: 20 September 2024).
BBC Mundo (2022) “A Monterrey le llegó el día cero”: La grave crisis de falta de agua que vive la segunda ciudad más poblada de México. Available at: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-61917457 (Accessed: 20 October 2024).
Aguilar Gil, Y.E. (2024) Tequiologías. Mexico City: Digital Culture Center. Available at: https://www.centroculturadigital.mx/revista/tequiologias (Accessed: 20 September 2024). Bergman, C. and Montgomery, N. (2023) Militancia alegre. Mexico City: Tumbalacasa Ediciones.
Mata, V. (2023) Todo lo que se mueve. Mexico City: Comisura Ediciones.
Salazar Vélez, A. (2022) Conjuros de agua. Mexico City: Pitzilein Books.
Señal Colombia (n.d.) Danzas que nacieron a orillas del río Magdalena. Available at: https://www.senalcolombia.tv/cultura/danzas-rio-magdalena (Accessed: 20 September 2024).
Aguilar Gil, Y.E. (2024) Tequiologías. Mexico City: Digital Culture Center. Available at: https://www.centroculturadigital.mx/revista/tequiologias (Accessed: 20 September 2024).
Because true listening transforms,
It is a transmutation.
At that time,
sound invades you and reveals what is hidden.
– Mónica Ojeda,
Electric Shamans at the Sun’s Festival.
It is Saturday afternoon in La Bombilla Park in Mexico City. Los Askis are playing “¡Ay Mi Corazón!” at the Festival of Flowers, and it is raining. The plaza is overflowing with water and people. On a giant LED screen, I can see Pepe Cortez playing his flute; like a snake charmer, he inhales, exhales, and the sound emerges from within his body—a hypnotic sound that enchants masses of bodies, making everyone move and twist. We convulse progressively to the rhythm of the Cumbia de San Juan; rain and sound flood us equally. The sonidera cumbia brings with it humidity, transforming that moment into a celebration called eternity.
Through sound, we recreate narratives that dislocate reality: invisible time escapes that create space for forms of language beyond visual imagery.
The sonidero transmits intangible memories within the body of a living being. Faced with the possible extinction of social ecosystems due to imperialist structures, these memories transmute into human ideologies and behaviors that, when expressed, expand the diversity of thought, making us question the reality of capitalism and unproductive time. To be present is also to cease being part of the oppressive system, if only for a moment.
A sound system can be an interface;
In Nahuatl, Nepantla means to be in-between,
on the edges, where boundaries tend to blur.¹
Ecotonal Process:
generating collective memories,
dissolving the status quo.
Making way for new versions,
communities,
environments:
Contamination is culture.
In 2022, Monterrey, Nuevo León, and northeastern Mexico suffered the worst water crisis in approximately 30 years. The silence from the water bodies and their desiccation is a colonial and ecocidal stance: an inert space is death itself.
Sonidera cumbia is a language that refuses to be silenced. The Santa Catarina River opposes the ruthless extractivism brought by Monterrey’s industrialization, and its surrounding communities—like the downtown area and the Indepe neighborhood, the cradle of regia cumbia—resist the various mechanisms of territorial dispossession.
In June 2024, Monterrey experienced hurricane season, and the sound of the Santa Catarina River’s flow halted production activities for a couple of days. Paradoxically, the same water flow that is extracted is the one that stalls the industrial system. To exist and occupy space is a political action. The masses of water resist.
Could the tension between the mountain and the river give sound and voice to counter-narratives?
In times when collective leisure spaces are increasingly diminished, water bodies and sound systems enable us to engage imagination without the need for electronic devices, software, or the internet to connect with the present moment.
In the face of the global wave of anti-rights movements and the ongoing struggle for territory, collective joy is a strategy of resistance against state terrorism’s discipline and death; it is the fight for the body itself.
If cumbia is the voice,
rivers are the veins of Latin America.
The river and cumbia, more than recreational spaces, are also reasons to live for: recovering emergent ways of life that sustain connections, bringing us closer to the origin of life.
The power of the sonideros lies in their unique and ritualistic way of transforming collective traumas through joyful rhythms. They tell stories about the systemic violence we live through, helping us process and change the narratives by manifesting a call from the body itself.
We invoke presences, techno-poetry. We dance with abandon, singing power codes.
From geopolitical diversity, we create a new voice, collective reality, a hypersensitive narrative thread, imperceptible to those who seek to erase us. This spectrum thrives on our presence, physical bodies that contain it, manifesting and invoking its strength, beyond the human and non-human, in the vibration that gives life.
That monstrosity that has been taken from us remains intangible in every cumbia dance that floods us. Speaking in code, a source of knowledge.
Sound in space enables interconnection between diverse ecosystems; water, which is singular, becomes many. It is, at the same time, the memory of a polyphony of voices coming from various realms of thought and practice. Sound and bodies of water hold geopolitical power, capable of healing the future, which always begins in the present. Their sense of fluidity allows the memories they carry to expand and redistribute as they interact with time. They form variables that are not necessarily accepted by the capitalist-imperialist system.
Surrendering to listening dissolves the self into nature’s totality, into the possibility of water and sound being free to exist everywhere, where resistance no longer exists.
Dialoguing with different presences and listening to spaces and times is part of my artistic practice. Sound, as a manifestation, connects us with space and time, the connection with the diaspora, the origin.
Bodies:
territories,
resonance mediums,
channels,
world-bridger,
constant flow,
vibrant rhythm
of energy.
Water in motion,
constant transmission
of living memory:
source
of common
knowledge.²
¹Mata, Valeria, Everything that moves, Comisura Ediciones, 2023.
²Aguilar Gil, Yásnaya Elena, Tequiologías, Digital Culture Center in Mexico, 2024 www.centroculturadigital.mx/revista/tequiologias